Pequeña amiga se que hay momentos en la vida los cuales no tienen
respuesta ni explicación;acontecimientos, experiencias que nos tocan vivir, tantas
cosas que no sabemos por qué suceden. Muchas veces
nos quedamos paralizados buscando las respuestas y no avanzamos, porque nos da
miedo continuar en medio de la incertidumbre que nos produce el no entender y no
aceptar esas cosas que nos están pasando.
Amores que llegan y se van sin avisar,
heridas que no cierran, noches y días vacíos, enfermedades, caídas, pérdidas, caminos que se abren, puertas
que se cierran, circunstancias que afrontar, decisiones que tomar,todo esto
invade nuestra mente, llenándola de preguntas que no encuentran
respuestas, nos llenan de angustia, atentan contra nuestra fe, se convierten en
la piedra en el zapato que no nos deja seguir.
Muchas de estas preguntas se convierten en
cadenas que nos han de esclavizar, nos aferramos a ellas, y aunque quizás podamos
responder algunas, formulamos otras, porque nos hace falta buscar excusas que
nos torturen y nos hagan dudar, fabricando temores que nos arrebatan la
paz.
Hay quienes discuten con Dios por la suerte
que les ha de tocar, le culpan de todo, le pierden la Fe, se alejan de Él, tan
sólo porque no entienden lo que sucede y creen que hemos sido creados para
sufrir,pero tengo la seguridad que eso no es así.
No busquemos respuestas que quizás no
llegarán, hay cosas que suceden porque así deben ser, aunque no entendamos el
porque y sintamos que no tenemos las suficientes fuerzas de asumirlas y
continuar.
No hay más opciones que vivir, seguir,
creer, no perder la esperanza de que vendrán tiempos mejores que compensarán las
luchas que hemos asumido valientemente, sin renegar por todo, sin rendirnos, sin
renunciar.
Alguna vez leí o escuché: Si las cosas
tienen solución por qué me preocupo, si se pueden arreglar. y si no la tienen,
por qué he de angustiarme, sino hay más nada que hacer ni otra opción que tomar,
que seguir, avanzar .
Por eso, más que buscar respuestas, dénoslas nosotros mismos con nuestro vivir y actuar, que quien nos encuentre en el camino
descubra en nosotros que hay un Dios de amor que existe y que se manifiesta en
lo más sencillo y pequeño, aún en todo aquello que no entendemos y que a veces
nos hace dudar.
No hay más respuesta que la fe que nos da fuerzas y nos
llena de paz.
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